La teología es una ciencia humana y divina:
- En tanto ciencia posee una epistemología y un método para acceder al conocimiento.
- En tanto humana responde al ser y que-hacer del hombre en el cosmos y en la sociedad.
- En tanto divina tiene un carácter trinitario, proviene primigeniamente de Dios y se centra en el misterio de la plena Revelación dada por Dios Padre en Jesucristo - verdadero hombre y verdadero Dios - y comunicada por el Espíritu Santo para nuestra salvación/liberación/plenitud del ser.
La sana teología no se trata del ser humano que elucrubra, opina, dice de Dios con los elementos que maneja subjetivamente y con datos pre-científicos (incluyendo la forma personal en que interpreta un texto bíblico...), muchas veces fantasiosos y pre-religiosos; ella tiene su fundamento en el antecedente de Dios, se trata más bien del conocer humano que se deja iluminar por Dios que le sale al encuentro y le revela la Verdad, comunicada desde la Tradición Apostólica, avalada por el hecho Jesucristo y bajo el lente objetivo de la Palabra de Dios y las ciencias que la estudian (Palabra que no es estática y anclada sólo en la Sagrada Escritura... Dios ha continuado hablando después y fuera de la Biblia y sigue hablando hoy...) sólo allí la teología deja de ser elucubrar personal para convertirse en un disertar científico.
Dado que la Palabra que Dios emite para el hombre no se limita a la Sagrada Escritura, la teología se apoya también en los datos ofrecidos por el Espíritu Santo a lo largo de la historia de la Iglesia en el Magisterio eclesial, a través del carisma-ministerio de la Sucesión Apostólica, y escucha la voz de Dios en la historia de la comunidad creyente; de ahí que en su quehacer se apoya no sólo en la mediación de las ciencias histórico-hermenéuticas, sino también en las mediaciones hermenéutico-filosóficas y en las mediaciones socio-analíticas (o empírico-analíticas en lenguaje de J. Habermas). La mirada de la teología tiene la amplitud de una ciencia inter, multi y transdisciplinar y supone un ver la realidad desde la perspectiva de la complejidad escrutando en ello el misterio de Dios y por ende el misterio del hombre, en tanto este último no deviene per se sino funda su origen y deviene como ser en Dios.
Hacer teología es acceder a la Verdad del hombre, de Dios y de las consecuencias que esa Verdad entraña para la construcción del mundo en las urgencias del aquí y ahora de nuestro vivir personal, comunitario y cósmico. Es cooperar a Dios, desde el conocimiento que ilumina praxis, en la tarea de Creación y transformación del mundo que Dios está realizando escatológicamente con el ser humano y el Cosmos en orden a la Plenitud en Cristo, es recuperar la dignidad humana herida por el pecado personal y social a partir de la luz que nos ofrece el depósito de la Revelación.
Bienvenidos a la aventura de aprender a hacer teología!
P. Luis Guillermo Rubiano O., c.j.m.
1 comentario:
La Revelación que hace Dios al hombre lo debe iluminar e impulsar para poder hacer teología desde el ambiente en él se encuentre. Dicha Revelacion además de iluminar la vida debe convertirce en luz para las gentes. Siertamente hacer teología es adentrarce en una gran aventura, pero es tambien un reto, un compromiso como seres racionales que vamos en busca de una trascendencia.
Que con la ayuda de Dios inspirados por el Espíritu Santo podamos hacer teología que libere a nuestros pueblos oprimidos.
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